Nunca me ha gustado competir , pero sí entrenar en bici de carretera, sin embargo, he corrido multitud de carreras de Mountain Bike, Cyclocross, Marchas, Rutas e incluso algún Duatlón y Triatlón. Pero reconozco que siempre tuve bici de carretera y fui un fanático de los grandes puertos, las sesiones de fondo y el ambiente familiar que se vive con los colegas de la grupetta. Puedes ir charlando y comentando la jugada mientras ruedas tranquilamente, con el sol en la cara a unas 150 ppm. Todo es paz y tranquilidad.
Pero hace un par de años decidí vender todo el material, bici completa, ruedas de repuesto, tubulares, rodillos, etc. No estoy por la labor de seguir corriendo el riesgo de entrenar en carretera. Quizá haya dado a torcer mi brazo o incluso haya perdido la batalla pero por ahora creo que prefiero seguir viviendo en el monte.
El entrenamiento no es igual
Y eso está claro, no puedes comparar el entrenamiento de fondo, ni en pulsaciones ni en impacto físico, de la bici de carretera contra la de montaña. En el monte, vas continuamente en las zonas más altas de pulso, especialmente si vives en una zona montañosa. Lo raro es que no vayas entre 160 y 180 durante todo el entrenamiento. Obviamente, si tienes cientos de kilómetros de senderos llanos, pues sí, se asemejará mucho el fondo en carretera al de monte, pero en mi caso, en Asturias, es imposible.
Desde que sales por la puerta de casa a 175 ppm
El cansancio físico es notable cuando llevas varios días seguidos (o meses) con la de bicicleta de montaña e incluso los componentes comienzan a sufrir un gasto considerable. Cosa que no sucede en la bici de carretera.

Personalmente, me encantan esas carreteras poco transitadas, con el asfalto medio gastado que suelen ser el preámbulo de una gran subida o un gran puerto para coronar en un paisaje de ensueño. Por no hablar de las bajadas full gas en los puertos, tumbada por aquí, tumbada por allá y esa sensación de adrenalina que recorre tu cuerpo. Me flipan las clásicas, también el Tour y siempre que puedo entro en alguna página a ver los modelos de carretera, especialmente en Canyon. Me flipan. Y echo mucho de menos salir a rodar en carretera.
Hay muchos días que los compañeros salen en carretera y directamente por no salir en monte sólo, no salgo. Porque estoy cansado, no tengo gana o porque la bici está llena de barro. La realidad es que he dejado de montar al vender la bici de carretera. Es como si faltase una parte importante del negocio, siempre encuentro alguna excusa. Pero las razones pueden más que las pasiones.
No quiero correr el riesgo de entrenar en carretera (por ahora)
Al menos por ahora, llevo más de 20 años entrenando y he tenido algún susto pero nada serio de verdad. En Asturias hay cierto conocimiento del ciclismo y con los años va cogiendo fama, lo que hace que se nos respete un poquito más, pero aún así, la seguridad vial para el ciclista deja mucho que desear.
Una de las razones principales por las cuales he vendido la bici de carretera es por evitar el riesgo de que alguien leyendo un WhatsApp en el coche se despiste y me lleve por delante. Incluso yo, siendo ciclista, levanto la mano y digo que me he despistado en muchas ocasiones conduciendo. Te llega un audio de WhatsApp e intentas abrirlo para escucharlo mientras conduces. O quizá los niños se ponen a gritar en la parte de atrás y bajas la atención durante un segundo. Yo que sé, al volante puede pasar de todo y basta un segundo.
Como conductor, me tiene pasado que el sol me deslumbra en un cambio de rasante, especialmente ese sol bajo de invierno, y no veo a un metro del morro del coche. Y pienso: ¿Y si llego a ir justo delante disfrutando de mi bici de carretera? Pues seguramente lo hubiera atropellado ¿Pero quién se lleva la peor parte? Sin duda el ciclista.
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Sí, ya sé que no hay que tener miedo, que no puedes dejar de hacer aquello que te gusta, pero por encima de la bicicleta me gusta mi familia. Lo que más. Y quiero seguir viéndoles. Estoy de acuerdo que todo te puede pasar, incluso te cae una maceta de un tejado y te deja más tieso que un muñeco de madera pero…prefiero no jugar a esa lotería. Por lo menos hoy. Y os aseguro que no hay semana que no mire alguna bici de carretera. Es un sí pero no, un quiero pero no debo, una relación amor – odio. Es difícil de explicar.
Con esto no quiero decir que haya que dejar la bici de carretera o no salir en ella ¿qué sería del ciclismo? Quiero solamente reflexionar y hacer un llamamiento a la cordura y el sentido común. A la convivencia vial entre conductores y ciclistas. A la sensibilidad social de todos y cada uno de nosotros para con los ciclistas.
A veces, pienso: ¿Serías capaz de atropellar y poner en riesgo la vida de un peatón en la acera? Entonces ¿Por qué aceleras, pitas, insultas e intentas atropellar a ese mismo peatón que va sobre una bicicleta?
Lo siento chicos, soy un romántico del ciclismo, adoro las bicicletas de carretera pero por ahora seguiré como dice Lolo “Como un burro amarrado en la puerta del baile”. Las leyes deben de cambiar, deben limpiarse arcenes, crearse anillos ciclistas, carriles bici y demás avances en seguridad vial. Quizá debamos mirar a nuestros países vecinos en Europa. Quizás los ciclistas debamos respetar un poco más las normas de seguridad vial. Correcto, pero eso no da derecho a las salvajadas que se ven en la carretera.
Como Batman: “Volveré…”
Borja – Mr. Mooquer
– Gregarious en Mooquer cc –
Ride & Style
#mooquer
#rideandstyle
Volviste 😉
Aunque sea con la Scalpel de doble!! jajaja
Hola, estoy bastante de acuerdo con toda tu reflexión y diría que comparto pensamientos ya que estoy en una situación muy parecida. Sin embargo, yo no renuncio a la carretera (ciclo turismo y medio de transporte habitual) ya que cuando estuve en tu tesitura, decidí ponerle un simple espejo a la bici al cual estoy atento constantemente y es mi aliado número uno. Puede parecer un poco estresante el estar pendiente de cada coche que se te acerque, pero lo prefiero y me da muchísima seguridad aunque tenga que estar siempre preparado a tírame a ma cuneta si detecto una trayectoria o velocidad incorrectas. Saludos.
Hola Antonio!!!
Es muy buena idea, incluso GARMIN tiene una luz / sensor trasero que te avisa en el GPS que llevas en el manillar si algún coche se acerca demasiado. El problema, es que creo que acabaría más veces en la cuneta “por si las moscas” que encima de la bici jajaja
Gracias por tu comentario y aporte!
PD= No te creas, estoy con muchas ganas de volver a la bici de carretera.En ocasiones pienso, ¿Por qué la habré vendido?